... deja que la cocaína invada mi sistema nervioso y recorra todo mi cuerpo es el estado mortuorio dentro del placer, sentirse acojido por la mano divina del pecado seca la boca.
El estupor del acto y el momento, reflejado en tus ojos, el terror naciente de mi imagen, de nuevo reflejado en tus ojos, no me temas, no temas de lo que pase, no sería la primera vez.
Déjame en el piso, aviéntame y ahí observame retorcerme en el climax del momento, en 20 minutos me tendrás de nuevo contigo, jadeando y rogando por tan solo una linea más...
Mientras tanto no te necesito vete y deja que de mi nariz corra la sangre, no la contengas, es el desahogue de la moralidad, deja que afuera siga la fiesta aquí dentro tengo la mía propia, no necesito a nadie ni nada para deslizarme en la algarabía que ofrece la bendita magia blanca...
El estupor del acto y el momento, reflejado en tus ojos, el terror naciente de mi imagen, de nuevo reflejado en tus ojos, no me temas, no temas de lo que pase, no sería la primera vez.
Déjame en el piso, aviéntame y ahí observame retorcerme en el climax del momento, en 20 minutos me tendrás de nuevo contigo, jadeando y rogando por tan solo una linea más...
Mientras tanto no te necesito vete y deja que de mi nariz corra la sangre, no la contengas, es el desahogue de la moralidad, deja que afuera siga la fiesta aquí dentro tengo la mía propia, no necesito a nadie ni nada para deslizarme en la algarabía que ofrece la bendita magia blanca...